Los escribas que habían descendido de Jerusalén decían que estaba poseído por Beelzebul y que mediante el príncipe de los demonios echaba fuera los demonios.
Los maestros de la ley que habían llegado de Jerusalén decían: '¡Está poseído por Beelzebú! Expulsa a los demonios por medio del príncipe de los demonios.'
Pero los maestros de la Ley que habían llegado de Jerusalén decían: «Este hombre tiene a Beelzebú, el jefe de los demonios. Sólo por el poder que Beelzebú le da, puede expulsarlos.»
Los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: «Está poseído por Beelzebul» y «por el príncipe de los demonios expulsa los demonios.»
Pero los escribas que habían venido de Jerusalén decían que tenía a Beelzebú, y que por el príncipe de los demonios echaba fuera los demonios.
Y los escribas que habían venido de Jerusalem decían que tenía a Belcebú, y que por el príncipe de los demonios echaba fuera los demonios.