Y despertándose, reprendió al viento y dijo al mar: —¡Calla! ¡Enmudece! Y el viento cesó y se hizo grande bonanza.
Él se levantó, reprendió al viento y ordenó al mar: --¡Silencio! ¡Cálmate! El viento se calmó y todo quedó completamente tranquilo.
Jesús se levantó y ordenó al viento y al mar que se calmaran. Enseguida el viento se calmó, y todo quedó completamente tranquilo.
El, habiéndose despertado, increpó al viento y dijo al mar: «¡Calla, enmudece!» El viento se calmó y sobrevino una gran bonanza.
Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza.
Y levantándose increpó al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y fue hecha grande bonanza.