Se lo trajeron; y cuando el espíritu le vio, de inmediato sacudió al muchacho, quien cayó en tierra y se revolcaba, echando espumarajos.
Así que se lo llevaron. Tan pronto como vio a Jesús, el espíritu sacudió de tal modo al muchacho que éste cayó al suelo y comenzó a revolcarse echando espumarajos.
Enseguida se lo llevaron. Cuando el espíritu malo vio a Jesús, empezó a sacudir al muchacho con gran fuerza. El joven cayó al suelo y empezó a echar espuma por la boca.
Y se lo trajeron. Apenas el espíritu vio a Jesús, agitó violentamente al muchacho y, cayendo en tierra, se revolcaba echando espumarajos.
Y se lo trajeron; y cuando el espíritu vio a Jesús, sacudió con violencia al muchacho, quien cayendo en tierra se revolcaba, echando espumarajos.
Y se lo trajeron; y como le vio, luego el espíritu le desgarraba; y cayendo en tierra, se revolcaba, echando espumarajos.