--¡Sí creo! --exclamó de inmediato el padre del muchacho--. ¡Ayúdame en mi poca fe!
Enseguida el padre gritó: —Sí, confío en Dios. ¡Ayúdame a confiar más en él!
Al instante, gritó el padre del muchacho: «¡Creo, ayuda a mi poca fe!»
E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad.
Y luego el padre del muchacho, clamando con lágrimas, dijo: Señor, creo, ayuda mi incredulidad.