'Por último, les mandó a su propio hijo, pensando: '¡A mi hijo sí lo respetarán!'
Finalmente, el dueño envió a su hijo, porque pensó: “Esos hombres sí respetarán a mi hijo.”
Finalmente les envió a su hijo, diciendo: “A mi hijo le respetarán.”
Finalmente les envió su hijo, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo.
Y a la postre les envió su hijo, diciendo: Respetarán a mi hijo.