Nadie le podía responder palabra, ni nadie se atrevió desde aquel día a preguntarle más.
Nadie pudo responderle ni una sola palabra, y desde ese día ninguno se atrevía a hacerle más preguntas.
Nadie pudo responderle a Jesús, y desde ese momento ya nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Nadie era capaz de contestarle nada; y desde ese día ninguno se atrevió ya a hacerle más preguntas.
Y nadie le podía responder palabra; ni osó alguno desde aquel día preguntarle más.
Y nadie le podía responder palabra; ni osó alguno desde aquel día preguntarle más.