Por tanto, el que jura por el altar, jura no sólo por el altar sino por todo lo que está sobre él.
Cuando una persona hace una promesa, y jura por el altar del templo que la cumplirá, está jurando no sólo por el altar, sino también por todo lo que hay sobre el altar.
Quien jura, pues, por el altar, jura por él y por todo lo que está sobre él.
Pues el que jura por el altar, jura por él, y por todo lo que está sobre él;
Pues el que jura por el altar, jura por él, y por todo lo que está sobre él;