Los principales sacerdotes, tomando las piezas de plata, dijeron: —No es lícito ponerlas en el tesoro de las ofrendas, porque es precio de sangre.
Los jefes de los sacerdotes recogieron las monedas y dijeron: 'La ley no permite echar esto al tesoro, porque es precio de sangre.'
Los sacerdotes principales recogieron las monedas y dijeron: «Estas monedas son el precio de la vida de un hombre; la ley no nos permite que las pongamos en la caja de las ofrendas.»
Los sumos sacerdotes recogieron las monedas y dijeron: «No es lícito echarlas en el tesoro de las ofrendas, porque son precio de sangre.»
Los principales sacerdotes, tomando las piezas de plata, dijeron: No es lícito echarlas en el tesoro de las ofrendas, porque es precio de sangre.
Y los príncipes de los sacerdotes, tomando las piezas de plata, dijeron: No es lícito echarlas en el tesoro, porque es precio de sangre.