No jurarás ni por tu cabeza, porque no puedes hacer que un cabello sea ni blanco ni negro.
Tampoco jures por tu cabeza, porque no puedes hacer que ni uno solo de tus cabellos se vuelva blanco o negro.
Nunca juren por su vida, porque ustedes no son dueños de ella.
Ni tampoco jures por tu cabeza, porque ni a uno solo de tus cabellos puedes hacerlo blanco o negro.
Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello.
Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello.