Y tan pronto fue echado fuera el demonio, el mudo habló. Y las multitudes se maravillaban diciendo: —¡Nunca se ha visto semejante cosa en Israel!
Así que Jesús expulsó al demonio, y el que había estado mudo habló. La multitud se maravillaba y decía: 'Jamás se ha visto nada igual en Israel.'
Cuando Jesús expulsó al demonio, el hombre pudo hablar. La gente que estaba allí se quedó asombrada, y decía: «¡Nunca se había visto algo así en Israel!»
Y expulsado el demonio, rompió a hablar el mudo. Y la gente, admirada, decía: «Jamás se vio cosa igual en Israel.»
Y echado fuera el demonio, el mudo habló; y la gente se maravillaba, y decía: Nunca se ha visto cosa semejante en Israel.
Y echado fuera el demonio, el mudo habló; y las gentes se maravillaron, diciendo: Jamás se había visto cosa semejante en Israel.