Nos impusimos la obligación de contribuir con la tercera parte de un siclo al año para la obra de la casa de nuestro Dios:
Además, nos impusimos la obligación de contribuir cada año con cuatro gramos de plata[1] para los gastos del templo de nuestro Dios:
Si las gentes del país traen, en día de sábado, mercancías o cualquier otra clase de comestibles para vender, nada les compraremos en día de sábado ni en día sagrado. En el año séptimo abandonaremos el producto de la tierra y todas las deudas.
Nos impusimos además por ley, el cargo de contribuir cada año con la tercera parte de un siclo para la obra de la casa de nuestro Dios;
Nos impusimos además por ley el cargo de contribuir cada año con la tercera parte de un siclo, para la obra de la casa de nuestro Dios;