¡Ay de ti, oh Moab! Has perecido, pueblo de Quemós. A sus hijos dejó ir fugitivos y a sus hijas cautivas de Sejón, rey de los amorreos.
¡Ay de ti, Moab! ¡Estás destruido, pueblo de Quemós! y a tus hijas en prisioneras de Sijón, rey de los amorreos.
»¡Pobre de ti, Moab! ¡Qué mal te fue, pueblo del dios Quemós! Ese dios dejó que el rey Sihón se llevara presos a tus hijos y también a tus hijas.
¡Ay de ti, Moab!, perdido estás, pueblo de Kemós. Entrega sus hijos a la fuga y sus hijas al cautiverio, en manos de Sijón, el rey amorreo.
¡Ay de ti, Moab! Pereciste, pueblo de Quemos. Fueron puestos sus hijos en huida, Y sus hijas en cautividad, Por Sehón rey de los amorreos.
¡Ay de ti, Moab¡ Has perecido, pueblo de Quemos: A sus hijos que escaparon, y sus hijas, dio a cautividad, a Sehón rey de los amorreos.