Cuando Balaam vio que a Jehovah le parecía bien que bendijese a Israel, no fue como las otras veces en busca de encantamientos, sino que afirmó su rostro hacia el desierto.
Pero cuando Balán se dio cuenta de que al Señor le complacía que se bendijera a Israel, no recurrió a la hechicería, como otras veces, sino que volvió su rostro hacia el desierto.
Como Balaam ya sabía lo que Dios quería, no hizo nada para que se le apareciera. Más bien se quedó mirando hacia el desierto.
Vio Balaam que agradaba a Yahveh bendecir a Israel, y ya no fue como las otras veces al encuentro de los augurios, sino que se volvió cara al desierto.
Cuando vio Balaam que parecía bien a Jehová que él bendijese a Israel, no fue, como la primera y segunda vez, en busca de agüero, sino que puso su rostro hacia el desierto;
Y COMO vio Balaam que parecía bien a Jehová que el bendijese a Israel, no fue, como la primera y segunda vez, a encuentro de agüeros, sino que puso su rostro hacia el desierto;