El hijo sabio acepta la disciplina de su padre, pero el burlador no escucha la corrección.
El hijo sabio atiende a[1] la *corrección de su padre, pero el *insolente no hace caso a la reprensión.
El hijo sabio acepta que su padre lo castigue; el hijo malcriado no permite que le llamen la atención.
El hijo sabio atiende a la instrucción de su padre, el arrogante no escucha la reprensión.
/nEl hijo sabio recibe el consejo del padre; /nMas el burlador no escucha las reprensiones.
EL hijo sabio toma el consejo del padre: Mas el burlador no escucha las reprensiones.