El que tiene en poco la disciplina menosprecia su vida, pero el que acepta la reprensión adquiere entendimiento.
Rechazar la corrección es despreciarse a sí mismo; atender a la reprensión es ganar entendimiento.
Quien no acepta la corrección se hace daño a sí mismo; quien la acepta, gana en entendimiento.
Quien desatiende la corrección se desprecia a sí mismo, quien escucha la reprensión adquiere sensatez.
/nEl que tiene en poco la disciplina menosprecia su alma; /nMas el que escucha la corrección tiene entendimiento.
El que tiene en poco la disciplina, menosprecia su alma: Mas el que escucha la corrección, tiene entendimiento.