Al orgullo le sigue la destrucción; a la altanería, el fracaso.
El orgulloso y arrogante al fin de cuentas fracasa.
La arrogancia precede a la ruina; el espíritu altivo a la caída.
/nAntes del quebrantamiento es la soberbia, /nY antes de la caída la altivez de espíritu.
Antes del quebrantamiento es la soberbia; Y antes de la caída la altivez de espíritu.