La sabiduría se refleja en la cara del hombre entendido, pero los ojos del necio vagan hasta el extremo de la tierra.
La meta del prudente es la sabiduría; el necio divaga contemplando vanos horizontes.[6]
El sabio quiere más sabiduría; el tonto no sabe lo que quiere.
Ante el hombre inteligente está la sabiduría, los ojos del necio en los confines de la tierra.
/nEn el rostro del entendido aparece la sabiduría; /nMas los ojos del necio vagan hasta el extremo de la tierra.
En el rostro del entendido aparece la sabiduría: Mas los ojos del necio vagan hasta el cabo de la tierra.