El sacrificio que ofrecen los impíos es una abominación; cuánto más cuando lo ofrece con perversa intención.
El sacrificio de los malvados es detestable, y más aún cuando se ofrece con mala intención.
Dios no soporta a los malvados que le traen ofrendas, y no son sinceros.
El sacrificio de los malos es abominable, sobre todo si se ofrece con mala intención.
/nEl sacrificio de los impíos es abominación; /n¡Cuánto más ofreciéndolo con maldad!
El sacrificio de los impíos es abominación: ¡Cuánto más ofreciéndolo con maldad!