El malvado es inflexible en sus decisiones; el justo examina[6] su propia conducta.
El malvado parece estar muy seguro; pero sólo el hombre honrado está seguro de verdad.
El hombre malo se muestra atrevido, el recto afianza su camino.
/nEl hombre impío endurece su rostro; /nMas el recto ordena sus caminos.
El hombre impío endurece su rostro; mas el recto ordena sus caminos.