Muy alta está la sabiduría para el insensato; en la puerta de la ciudad no abrirá su boca.
La sabiduría no está al alcance del necio, que en la asamblea del pueblo[1] nada tiene que decir.
El necio nunca llegará a ser sabio. Cuando está ante el juez, ni siquiera abre la boca, pues no sabe qué decir.
Muy alta está la sabiduría para el necio: no abre su boca en la puerta.
/nAlta está para el insensato la sabiduría; /nEn la puerta no abrirá él su boca.
Alta está para el insensato la sabiduría: En la puerta no abrirá él su boca.