El *sepulcro, la *muerte y los ojos del hombre jamás se dan por satisfechos.
Hay tres cosas que nunca están satisfechas: la tumba, la muerte, y la ambición humana.
Seol y Perdición son insaciables; tampoco se sacian los ojos del hombre.
/nEl Seol y el Abadón nunca se sacian; /nAsí los ojos del hombre nunca están satisfechos.
El infierno y la perdición nunca se hartan: Así los ojos del hombre nunca se sacian.