La persona saciada desprecia el panal, pero para la hambrienta todo lo amargo es dulce.
Al que no tiene hambre, hasta la miel lo empalaga; al hambriento, hasta lo amargo le es dulce.
Cuando no se tiene hambre, hasta la miel empalaga; cuando se tiene hambre, hasta lo amargo sabe dulce.
Alma saciada pisotea la miel, al alma hambrienta, hasta lo amargo es dulce.
/nEl hombre saciado desprecia el panal de miel; /nPero al hambriento todo lo amargo es dulce.
El alma harta desprecia el panal de miel; pero al alma hambrienta todo lo amargo es dulce.