Bienaventurado el hombre que siempre teme, pero el que endurece su corazón caerá en el mal.
¡Dichoso el que siempre teme al Señor![2] Pero el obstinado caerá en la desgracia.
¡Dios bendice a quienes lo obedecen! Pero los necios caen en la desgracia.
Dichoso el hombre que siempre está en temor; el que endurece su corazón caerá en el mal.
/nBienaventurado el hombre que siempre teme a Dios; /nMas el que endurece su corazón caerá en el mal.
Bienaventurado el hombre que siempre teme: Mas el que endurece su corazón, caerá en mal.