Así que, hijo mío, escúchame; presta[5] atención a mis palabras.
Querido jovencito: obedéceme; pon atención a lo que te digo.
Ahora pues, hijo mío, escúchame, pon atención a las palabras de mi boca:
/nAhora pues, hijos, oídme, /nY estad atentos a las razones de mi boca.
Ahora pues, hijos, oídme, y estad atentos a las razones de mi boca.