Bienaventurado el hombre que me escucha velando ante mis entradas cada día, guardando los postes de mis puertas.
Dichosos los que me escuchan y a mis puertas están atentos cada día, esperando a la entrada de mi casa.
Si todos los días vienes a mi casa y escuchas mis enseñanzas, Dios te bendecirá.
Dichoso el hombre que me escucha velando ante mi puerta cada día, guardando las jambas de mi entrada.
/nBienaventurado el hombre que me escucha, /nVelando a mis puertas cada día, /nAguardando a los postes de mis puertas.
Bienaventurado el hombre que me oye, velando a mis puertas cada día, Guardando los umbrales de mis entradas.