Si la primicia es santa, también lo es toda la masa; y si la raíz es santa, también lo son las ramas.
Si se consagra la parte de la masa que se ofrece como primicias, también se consagra toda la masa; si la raíz es santa, también lo son las ramas.
Si alguien le ofrece a Dios el primer pan que hornea, en realidad le está ofreciendo toda la masa con que hizo el pan. Si a Dios se le ofrecen las raíces de un árbol, entonces también las ramas del árbol le pertenecen.
Y si las primicias son santas, también la masa; y si la raíz es santa también las ramas.
Si las primicias son santas, también lo es la masa restante; y si la raíz es santa, también lo son las ramas.
Porque si el primer fruto es santo, también lo es la masa, y si la raíz es santa, también lo son las ramas.