Porque Cristo no se agradó a sí mismo; más bien, como está escrito: Las afrentas de los que te afrentaron, cayeron sobre mí.
Porque ni siquiera Cristo se agradó a sí mismo sino que, como está escrito: 'Las ofensas de los que te insultan han caído sobre mí.'*
Porque ni aun Cristo pensaba sólo en lo que le agradaba a él. Como Dios dice en la Biblia: «Me siento ofendido cuando te ofenden a ti.»
pues tampoco Cristo buscó su propio agrado, antes bien, como dice la Escritura: = Los ultrajes de los que te ultrajaron cayeron sobre mi. =
Porque ni aun Cristo se agradó a sí mismo; antes bien, como está escrito: Los vituperios de los que te vituperaban, cayeron sobre mí.
Porque ni aun Cristo se agradó a sí mismo; antes bien, como está escrito; Los vituperios de los que te vituperaban, cayeron sobre mí.