Porque sostenemos que todos somos justificados por la fe, y no por las obras que la ley exige.
Porque pensamos que el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la ley.
Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.
Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.