La ley, en efecto, acarrea castigo. Pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión.
Dios castiga a los que desobedecen la ley; pero cuando no hay ley, nadie es culpable de desobedecerla.
porque la ley produce la cólera; por el contrario, donde no hay ley, no hay transgresión.
Pues la ley produce ira; pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión.
Porque la ley produce ira; pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión.