El impío, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; no está Dios en ninguno de sus pensamientos.
El malvado levanta insolente la nariz, y no da lugar a Dios en sus pensamientos.
= (Nun.) = el impío, insolente, no le busca: «¡No hay Dios!», es todo lo que piensa.
/nEl malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; /nNo hay Dios en ninguno de sus pensamientos.
El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios: No hay Dios en todos sus pensamientos.