Ante esa calma se alegraron, y Dios los llevó al puerto anhelado.
Cuando se calmó la tormenta, ellos se pusieron muy contentos y Dios los llevó a su destino.
Se alegraron de verlas amansarse, y él los llevó hasta el puerto deseado.
/nLuego se alegran, porque se apaciguaron; /nY así los guía al puerto que deseaban.
Se alegran luego porque se aquietaron; Y Él los guía al puerto que deseaban.