Los insolentes me ofenden hasta el colmo, pero yo no me aparto de tu ley.
Dios mío, yo nunca olvido tu palabra eterna, pues ella me da consuelo. Los orgullosos me ofenden; me molesta saber que esos malvados no siguen tus enseñanzas. Pero yo las cumplo sin falta.
Los soberbios me insultan hasta el colmo, yo no me aparto de tu ley.
/nLos soberbios se burlaron mucho de mí, /nMas no me he apartado de tu ley.
Los soberbios se burlaron mucho de mí: Mas no me he apartado de tu ley.