Mientras mis huesos se quebrantan, mis enemigos me afrentan diciéndome cada día: '¿Dónde está tu Dios?'
Mortal agonía me penetra hasta los huesos ante la burla de mis adversarios, mientras me echan en cara a todas horas: '¿Dónde está tu Dios?'
Sus burlas me hieren profundamente, pues no dejan de decirme: «¡Ahora sí, tu Dios te abandonó!»
(11) Con quebranto en mis huesos mis adversarios me insultan, todo el día repitiéndome: ¿En dónde está tu Dios?
/nComo quien hiere mis huesos, mis enemigos me afrentan, /nDiciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios?
Como una espada en mis huesos, mis enemigos me afrentan, Diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios?