Cuando él los mira, los sabios mueren; contempla al necio y al torpe, y ellos perecen y dejan a otros sus riquezas.
Nadie puede negar que todos mueren, que sabios e insensatos perecen por igual, y que sus riquezas se quedan para otros.
Mueren los sabios, y mueren los necios. ¡Eso no es nada nuevo! Al fin de cuentas, sus riquezas pasan a otras manos.
(11) Se ve, en cambio, fenecer a los sabios, perecer a la par necio y estúpido, y dejar para otros sus riquezas.
/nPues verá que aun los sabios mueren; /nQue perecen del mismo modo que el insensato y el necio, /nY dejan a otros sus riquezas.
Pues Él ve que mueren los sabios; igualmente perecen el insensato y el necio, y dejan a otros sus riquezas.