Los días de nuestra vida son setenta años; y en los más robustos, ochenta años. La mayor parte de ellos es duro trabajo y vanidad; pronto pasan, y volamos.
Algunos llegamos hasta los setenta años, quizás alcancemos hasta los ochenta, si las fuerzas nos acompañan. Tantos años de vida,[1] sin embargo, sólo traen pesadas cargas y calamidades: pronto pasan, y con ellos pasamos nosotros.
Si las fuerzas nos ayudan, podemos vivir setenta años, y aun llegar a los ochenta; pero no tiene sentido que vivamos tanto tiempo: esa vida de angustias y problemas pasa pronto, lo mismo que nosotros.
Los años de nuestra vida son unos setenta, u ochenta, si hay vigor; mas son la mayor parte trabajo y vanidad, pues pasan presto y nosotros nos volamos.
/nLos días de nuestra edad son setenta años; /nY si en los más robustos son ochenta años, /nCon todo, su fortaleza es molestia y trabajo, /nPorque pronto pasan, y volamos.
Los días de nuestra edad son setenta años; y en los más robustos son ochenta años, Con todo, su fortaleza es molestia y trabajo; Porque es cortado presto, y volamos.