Así también la fe por sí sola, si no tiene obras, está muerta.
Lo mismo pasa con la fidelidad a Dios: de nada nos sirve decir que le somos fieles, si no hacemos nada que lo demuestre. Esa clase de fidelidad está muerta.
Así también la fe, si no tiene obras, está realmente muerta.
Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.
Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.