Hermanos, no murmuréis unos contra otros, para que no seáis condenados. ¡He aquí, el Juez ya está a las puertas!
No se quejen unos de otros, hermanos, para que no sean juzgados. ¡El juez ya está a la puerta!
No se quejen unos de otros, para que Dios no los castigue, pues él es nuestro juez, y ya pronto viene.
No os quejéis, hermanos, unos de otros para no ser juzgados; mirad que el Juez está ya a las puertas.
Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; he aquí, el juez está delante de la puerta.
Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; he aquí el juez está a la puerta.