Al que cause divisiones, amonéstalo dos veces, y después evítalo.
A los que siempre están peleando en la iglesia, llámales la atención una o dos veces. Si no te hacen caso, apártate de ellos.
Al sectario, después de una y otra amonestación, rehúyele;
Al hombre que cause divisiones, después de una y otra amonestación deséchalo,
Al hombre hereje, después de una y otra amonestación, deséchalo,