Gime, oh ciprés, porque ha caído el cedro; porque los poderosos son destruidos. Aullad, oh encinas de Basán, porque es derribado el bosque impenetrable.
¡Gime tú, ciprés, porque los cedros se han caído y los majestuosos árboles se han derrumbado! ¡Giman, robles de Basán! ¡Los tupidos bosques han sido derribados!
Ustedes, los pinos, ¡lloren por esos enormes árboles! ¡Los grandes cedros han sido derribados! Y ustedes, robles de Basán, ¡lloren por esos grandes bosques que han dejado de existir!
Gime, ciprés, porque ha caído el cedro, porque los majestuosos han sido arrasados. Gemid, encinas de Basán, porque ha sido abatida la selva impenetrable.
Aúlla, oh ciprés, porque el cedro cayó, porque los árboles magníficos son derribados. Aullad, encinas de Basán, porque el bosque espeso es derribado.
Aúlla, oh ciprés, porque el cedro cayó, porque los poderosos son talados. Aullad, alcornoques de Basán, porque el bosque fortificado es derribado.