Entonces dije: 'No os apacentaré más. ¡La que muere, que muera; la que se descarría, que se descarríe; y las que queden, que devore cada una a su compañera!'
Así que les dije:[1] 'Ya no voy a ser su pastor. Las que se vayan a morir, que se mueran; las que deban perecer, que perezcan; y las que queden con vida, que se devoren unas a otras.'
A las ovejas les dije: «¡Ya no quiero ser su pastor! ¡No me importa si se mueren o las matan! ¡Tampoco me importa si se comen las unas a las otras!»
Entonces dije: «¡No os apacentaré más; la que tenga que morir, que muera, la que tenga que desaparecer, que desaparezca, y las que queden, que se coman unas a otras!»
Y dije: No os apacentaré; la que muriere, que muera; y la que se perdiere, que se pierda; y las que quedaren, que cada una coma la carne de su compañera.
Y dije: No os apacentaré; la que muriere, que muera; y la que se perdiere, que se pierda; y las que quedaren, que cada una coma la carne de su compañera.